domingo, 27 de febrero de 2011

No es país para viejos


"En la Constitución del Estado de Texas no se señalan los requisitos para el alguacil. Ni uno. Y no existe una legislación en el condado. Imaginate un trabajo donde tiene uno alrededor de la autoridad misma de Dios y no le piden requisitos especiales. Tiene la tarea que se cumplan las leyes existentes, y dime si no parece extraño. Porque para mi lo es.
¿Funciona? Sí al noventa por ciento de las veces. Necesita muy poco para gobernar la gente buena. Muy poco. Y la gente mala no se puede gobernar en absoluto. O por lo menos no me consta que nadie nunca haya conseguido. "

“Lore me dijo que habia escuchado en la radio que un porcentaje de los niños en este pais está criado por sus abuelitos. Se me olvida cuanto. Pero me pareció propio muy alto. Hijos que los padres no quieren crecer. Hemos hablado de esto, yo y Lore. Y hemos pensado en esto: cuando llegarà la proxima generación y ni siquiera esa querrá educar a sus hijos, en aquel entonces ¿quien pensarà en ellos? Sus papás serán los únicos abuelos disponibles, y ellos tampoco querrán cuidarlos.
No hemos encontrado una respuesta. En mis buenos días me digo que hay algo que no entiendo o que no tomo en cuenta. Pero esos días son poco frecuentes.
A veces me despierto en la noche y estoy seguro como la muerte que sólo Cristo, si llegara por la segunda vez, lograría detener este rumbo.
No sé que me sirva estar despierto pensando en ello. Pero pasa.”


No es país para viejos (Sin lugar para los débiles).
Estamos en la frontera entre Texas y México, un país que ha abandonado los viejos valores y que está víctima de una violencia ciega y sin control.
Esta violencia se encarna en Anton Chigurh, un psicópata asesino equipado con un arma mortal y una peligrosa filosofía de la justicia.
Su rival, un hombre del pasado que no puede darse sentido de la ferocidad del presente, es el alguacil Bell.
Ambos están en busca de Llewelyn Moss, un veterano de Vietnam que mientras estaba a la caza de antílopes en el Río Bravo se ha encontrado en un lugar atestado de cadáveres de una batalla entre traficantes de drogas, y ha agarrado una oportunidad que fue demasiado para él.
La persecución se lleva a cabo a lo largo y a través de la frontera, en paisajes poblados por hombres que "si uno los matara a todos, habría que construir un anexo del infierno", en un crescendo de suspense y violencia.
El destino de Moss, heredero de todos los vaqueros de la literatura norteamericana y de sus valores de la dignidad y del honor, depende de cuál de los dos rivales se encuentran en primer lugar.

Cormac McCarthy
Una voz poderosa, simple y antigua, de la literatura contemporánea, capaz de encontrar aperturas de poesía dentro de escenas de indescriptible crueldad. Con la capacidad de sobreponer con precisión quirúrgica, las meditaciones sobre el mundo y los hombres del viejo y desilusionado alguacil Bell (las que he cotizado arriba) a la trama thriller de la novela, llevandonos a otros lugares, a otras sugestiónes, dictadas por la conciencia de un sistema que está perdiendo su razón.






Y a nosotros, aqui y allá, ¿nos dice algo?





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