domingo, 20 de febrero de 2011

Salami de chocolate





 
En Italia se le llama salame a cualquier tipo de embutido de carne en salazón que tiene una forma alargada de diferente tamano y grosor.
Esa forma de conservar la carne tiene una tradición muy antigua y en el curso del tiempo se diferenciaron según la localidad por la forma y sobre todo por el tipo de picadura y de carne que se le pone.
La palabra salame viene de sal, que siempre ha sido el medio mas seguro y eficaz para la conservacion de la carne picada y embutida, como de cualquier otro alimento.
La justa cantidad de la sal es muy importante: demasiado le cubre el sabor a la carne, poco pone en riesgo la conservación y calidad del salame.

Sobre eso se me ha fijado en la memoria, cuando leí  El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, el personaje de Dulcinea del Toboso, - la mujer idealizada que el noble caballero, según lo que  manda la tradición, tenía en su corazón dedicandole sus improbables victorias -, de la cual más prosaicamente el hombre Cervantes añade "que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha".
Ese contraste entre el ideal y la realidad, el sueño eroico y la normalidad de la vida comun, la demitologización de los acontecimientos es el propio distintivo de esa obra inmortal que abre a la Modernidad.


Claro, los salami se distinguen también por otros particulares: el tipo de carne de cerdo y/o vacuno y por la proporción entre las dos; la cantidad de grasa frente a la carne; la picadura de la misma; las especias, y todo lo que se puede poner: ajo, pimienta negra, chile, hinojo, vino tinto y algo por darle a cada tipo su destacada personalidad.

El tiempo de hacerlo era un momento de fiesta: era la garantía que se tenía comida por todo el invierno, y era una comida rica, grasa, cuando, en aquel tiempo que yo me acuerdo de niño, de seguro no había el riesgo de engordar. Pero en la fiesta y la alegría de todos los campesinos, con los carniceros listos, todavía hoy  oigo los chillidos fuertes del cerdo muriendo mientras todo su sangre se le huía de la yugular cortada...

El salame casero se colgaba  al techo del sotano donde la baja y constante temperatura y la ventilación lo maduraba y secaba.  La tradicion era de matar el puerco y hacer salami en el mes de diciembre, antes de Navidad, así de tener listos, por los  inminentes días de fiestas, los cortes de carne y de tocino. Y el aire frio guardaba a lo mejor todo que se cortaba del puerco. Y del puerco nada se tiraba...


Parecido a ese salame, por la forma y por las lonchas que se hacen, es el salame de chocolate que tal vez le gustaba más a los niños así que la mamá lo guardaba cerrado en la despensa, aunque la abuelita cansada de nuestras quejas tenía su llave por darle a nosotros, en gran secreto, una loncha delgadita que la mama no se enteraras.
Y de verdad, a pesar de su simplicidad por hacerlo, es un postre muy rico y de seguro éxito cuando se le pone en la mesa a la fin de la comida. O también, como galleta, en la manana o en la tarde con un  capuchino calientito.

Para prepararlo no hay que mezclar a la cocoa y al azúcar, galletas secas picadas, mantequilla y huevos, muchos huevos, pero la pura yema. (Para hacerlo más rico se le pone chocolate amargo derretido).  Se amasa bien y después de poner el amasijo sobre un papel de aluminio se le da la forma del salame, cilindrico-alargada.
Una noche en el refrigerador y el día siguiente ya esta listo por ponerlo, cortado en lonchas como se ve en la foto, en la mesa.

Cuidado con los ninos!


P.D.
También el salami de chocolate está en la lista de CASAITALIA



1 comentario:

  1. Yo espero muy feliz, tener mi salimi de chocolate y comermelo con un vaso de leche. Delizioso!!

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