miércoles, 9 de febrero de 2011

Carmen Aristegui




Por la primera vez me permito hablar sobre un caso actual de Mexico. Que no es politico pero pertenece al hábito politico.
Me refiero al despido de la periodista Carmen Aristegui, conductora del noticiario Primera Emisión de la cadena MVS Radio, por haber hecho en su programa una serie de comentarios sobre una nota en donde algunos diputados de oposición, subieron a la tribuna de la Cámara de Diputados con una pancarta con la foto de Felipe Calderón donde decía: “¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto? ¿No, verdad?, ¿Y porqué lo dejas conducir el país?".

Antes de todo tengo que aclarar que estoy contra cualquiera interferencia u imposición del poder (cualquier poder: politico, religioso, militar, economico, financiario, etc.) sobre la libertad de la persona y de sus ideas o convicciónes.

Pero, en este caso, no hay que hacer de ella una heroína o una mártir. 

Tenía un contrato libre y abierto y libremente ella o la empresa podían interumpirlo cuandoquisieran. El responsable, el dueño de la cadena, tiene todo el derecho, como lo de la periodista de decir, lo de no querer que se digan cosas que no le gustan: un sencillo caso de suspensión de servicios profesionales.
Entonces de un punto de vista formal-contractual no hay nada que decir.
De otra parte la periodista sostiene que su despido se debió “al desahogo absurdo de un berrinche presidencial”. Y si este es el caso, la culpa la tiene la empresa que se sometió a la presión del presidente, más que el presidente que hizo su amonestación. Claro que las presiones de un presidente de estado...
De todas formas hay que darse cuenta que yo no puedo decir, por ejemplo, a otro hombre que es un ratero sin llevar pruebas, y luego indignarme porque ese hombre se enoja y se pone contra de mi. El campo es muy escurridizo pero el periodista no puede confundir la libertad de informacion con la licencia de referir, vuelvo a repetir sin pruebas y sin presencia de alguien que pueda llevar la contraria, cualquiera insinuación o maldad, que así son hasta cuando tenga pruebas.
Esta regla es la cabeza de puente que el derecho asegura a la persona.
Y no menos importante, es que estamos hablando de hechos personales, que implican la esfera privada del individuo y luego la pregunta incriminada está en una presunción, no en un hecho concreto.

Y la llamo esfera privada, aunque la Aristegui proclame “Este es un asunto de interés público”, porque no me consta que el presidente en cuestión había sido encontrado borracho o achispado en el ejercicio de sus funciones.
La comparación que la Aristegui hace con el caso Clinton o con Berlusconi en Italia está equivocado y no congruente: el primero porque allí habían pruebas de  hechos cumplidos en el estudio del presidente; el segundo porque la deformación y mistificación de los acontecimientos como ahora en Italia, no puede ser apelada como buena regla, como ejemplo de una correcta acción informativa.
(A propósito de Berlusconi, del cual la prensa extranjera repite imitativamente lo que le emboca la parte más sectaria y orientada politicamente de la prensa italiana, me parece oportuno señalar que aquel hombre frente a  más de trescientos acusaciones  en el trascurso de quince anos nunca ha sufrido condena de parte de los tribunales italianos).

Ni debemos atrincherarse detrás de la libertad de información, porque a menudo sólo es un pretexto puesto que el periodista puede elegir unas informaciones y ocultar otras; luego la información come se le da, nunca es neutra, aséptica, no es un simple acontecimiento de crónica cuando en este caso viene presentada como verdad frente a la cual se pide disculpa oficial.

Bueno, para mi esto es cruzar la tarea, la “misión” del periodista y tomar la del juez, del del moralizador.
La oposición politica, con sus pancartas hace su menester de oponerse siempre, y cuando utilice medios y formas discutibles es porque realmente no encuentra otra queja politica, y de todos modos siempre tiene su papel de adversario declarado.

El periodista, en este caso la Carmen Aristegui, que tan apela su rol y su derecho de informar, esta asumiendo un doble papel que le saca autoridad y credibilidad.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario