domingo, 13 de febrero de 2011

La rosa del desierto















Ayer por la noche tenía todavía en la cabeza las imagenes del Egipto sublevandose y también de los más dramaticos casos de Túnez y de Argelia de los cuales casi no hemos hablado.
Y pensaba en la Africa, en este enorme continente así cercano de Italia y por otros lados así lejano, lleno de contrastes y de misterios, de historia, de tradiciónes. Muy diferentes de las nuestras, pero no por eso menos valiosas, menos importantes.

Siempre me ha fascinado el desierto, el Sahara con su inmobilidad y su eterno movimiento, ese mar de arena poblado de olas doradas que  nos asombran por su brillo, altura y desolación, la eternidad de esas partes la más antiguas de la tierra...  
Dicen que bajo el mantel de la arena se encuentren vestigios de una historia pasada como formas de vida animales y fósiles, piedrificadas, y por eso vivos en su muerta inmovilidad hasta hoy.
El incansable artificio del viento, de la presion, del calor y del frio y sobre todo del tiempo, millares, millones de años, han construido formas muy particulares y raras. Son minerales, piedras que conservan todo el misterio de la arena, del calor y de la luz.
Uno de estos, muy particular por su forma, muy poetico por su imagen, es la rosa del desierto, un conjunto de formas lenticulares entrecruzadas que mucho asemejan a una flor. Es un mineral que se ha formado en los desiertos, un especie de yeso muy blando y friable, que por su belleza se suele vender como piedra de adorno por lo que su interés es solo ornamental y decorativo. Sin embargo hay también quienes creen que esas piedras tengan su fuerza propia, sean llaves por fortalecer nuestro potencial, por expander nuestra energia.
A mi me parece dificil creerlo: prefiero ver el aspecto estetico, la belleza y la raridad, y tambien el cargo de historia, muta y pasiva, que cada piedra en la tierra tiene.


O, de otro lado, algo que me puso a preparar en la cocina a su semejanza:
galletas llamadas propio rosas del desierto.
La receta es muy facil a preparar y el gusto y el sabor, con en más la satisfacción de preparar algo con tus manos, nos recompensa por el tiempo, poco de verdad, empleado.
Entonces: harina, mantequilla, azúcar, huevos a formar una masa y cereales donde se envuelven las bolitas.
En el horno y luego espolvoreadas con azúcar glas parecen propio los minerales del desierto a la forma de rosa!

Las rosas del desierto ahora están en la lista de CASAITALIA 





2 comentarios:

  1. Comiendo ahora: una rosa del desierto y un buen cafe. ¡La mejor manera de terminar un dia!

    ResponderBorrar
  2. Creo que despúes de leer esto le dio un sabor muy distinto a lo que probe ayer sin saber que era. Una simple galleta dirian algunos. Rosa del desierto diran otros. Lo importante es trasladarse a traves de los sabores a otros lugares y otros tiempos.

    ResponderBorrar