viernes, 8 de junio de 2012

El mito de la democracia





"Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que por lo general son los políticos nacionales. Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando, en suma.
Para mí ser político es uno de los oficios más tristes del ser humano.
Esto no lo digo contra ningún político en particular.
Digo en general, que una persona que trate de hacerse popular a todos
parece singularmente no tener vergüenza.
El político en sí no me inspira ningún respeto. Como político."
Jorge Luis Borges

 [...] mediante las constituciones democráticas, se aspira a conceder a los ciudadanos, en la esfera política, aquella misma supremacía que, como consumidores, les confiere el mercado. Aun así, el símil no es del todo exacto. En las democracias, sólo los votos depositados en favor del candidato triunfante gozan de efectiva trascendencia política. Los votos minoritarios carecen de influjo. En el mercado, por el contrario, ningún voto resulta vano. Cada céntimo gastado tiene capacidad específica para influir en el proceso productivo. [...] La elección del consumidor cobra virtualidad tan pronto como el interesado se decide a gastar el dinero preciso en la consecución de su objetivo.
Ludwig von Mises, "Human Action" Capítulo XV
Hace tiempo, hablando con un amigo salió el discurso sobre poder y democracia. Era un discurso tranquilo después de una cena, gozando un vaso de vino “carmenere”.
 A la fin, mirandome en la cara, soltó con “de cuanto dices, de cuanto escribes, me parece que tu estás en contra de la democracia”. 

El amigo, es un caro amigo que me conoce bien aunque de poco tiempo, había dado en el blanco.

. . . . .


Hay mucha confusión con respecto al término “democrazia”. La palabra deriva del griego y etimológicamente quiere decir “poder del pueblo” o “poder por el pueblo”.

Pero la palabra tiene un sentido diferente según el ámbito en el cual se emplea: en el libre cambio más que en las actividades políticas.
Y en este ultimo caso – la palabra escrita en mayúsculas, ¿por obsequio, por alabanza?,- el concepto padece una transformación.

Sí, porqué en una Democracia (ámbito político) la mayoría toma decisiones que recaen sobre todos mientras en la democracia (ámbito del mercado) cada individuo toma decisiones que son vinculantes solo por el: el proceso democrático ('d' minúscula) no impone el control de unos sobre los otros; al contrario estriba sobre el control personal de parte de cada cual.


Vamos a ver como funciona.
Si, por exemplo, voy a comprar en un super una lata de frijoles marca X, (porque son buenos, para mi son los mejores, ... etcétera), no impido que otra persona pueda comprar, quizás por los mismos motivos, la marca XX. Y otras  las marcas UU, VV, ZZ u otras todavía.
Puede ser que la marca X sea, con mucho, la más vendida en el super: lo que quiere decir que los clientes comprando la lata a cambio del propio dinero dan su voto de preferencia a la empresa que la hizo. Pero igual pasa a la empresa XX, y a la UU, a la VV, a la ZZ, aunque los “votos” recibidos, las latas vendidas, sean menores.

En esta manera cada empresa recibe, por cada “voto” a su ventaja, un estímulo para seguir trabajando y producir satisfacción para sus clientes, pocos o tantos que sean. Por igual el super, para conservar sus clientes, seguirá poniendo en los estantes la lata X pero también la lata XX, y la UU, y la VV u otra cualquiera que sea.

Pero vamos a ver lo que pasaría si en el mercado fuera vigente la Democracia (la democracia política, la con la D mayúscula).
Con toda razón se pondría en acto un procedimiento para intimar que de ahora en adelante, pues los electores han claramente enseñado que la marca X es la mejor, la más “votada”, la producción de todas las otras marcas será suspendida.

Ya que la mayoría de los clientes prefieren la marca X, solo esta será disponible para todos los consumidores. La prevaricación llegaría a tal punto que un cliente no podría resolver la situación a nivel personal absteniendose del comprar frijoles. No, tienes por narices que comprarlos; y comprar los X (los únicos que hay!); y también comerlos aunque si, a caso, no le gusten!

Y esta es la Democracia!


Pero, afortunadamente, en el ámbito de las transacciones comerciales no tenemos la Democracia con la D mayúscula (hasta ahora: pero hay que decir que en las democracias socialistas del siglo pasado, allá donde salía el sol del porvenir, así era la situacción). 
Tenemos la hermanita más pequeña, pero más libre y más abierta a nuestra manera de ser, más respectuosa de nuestras libertades, la democracia con la d minúscula.
Por eso, aunque la marca X haya resultado ser la más popular, la más vendida, la más votada, también las otras empresas, que de cierta manera recibieron una apreciación pueden seguir produciendo su productos.
La acción de una o también de mil personas comprando la marca X, no nos obliga a la compra de la misma X. Podemos seguir comprando la XX, la UU, la VV etcétera.

Nosotros no podemos impedirles de comprar la X como ninguna persona, o sean bien mil, puede impedirnos de comprar la XX, la UU....
Y esta de veras es la verdadera DEMOCRACIA. El único mecanismo a través del cual cada persona es libre, gobierna a si mismo y no impone a nadie su elección.



Ahora, comparando las dos situaciones, nos vemos, nos demos cuenta de lo que ha pasado con el nuestro apoyo a la Democracia: nos somos alejados del concepto originario de administración por el pueblo. En su lugar tenemos una gestión monopolista pues la mayoría tiene el monopolio del control: todas las minorías, reduciendo al silencio sus voluntades, sus intereses, sus deseos, estan obligadas a someterse al monopolio.
Por eso decimos que la democracia puede ser despiadada, que la ley, democrática por excelencia, la ley de la mayoría, la voluntad de la mayoría, en realidad otro no es que la tiranía de la mayoría.

Hoy en día se ha corrompido el concepto de democracia haciendola aparecer como sinónimo de mayoría. Pero en base a esta idea, se puede afirmar que “cuando una mayoría decide enviar a la minoría a las cámaras de gas se procede conforme a la democracia”.....

Este contrasentido aberrante se deriva de la creencia de que democracia es un concepto carente de contenido, sin reflexionar que su esencia está precisamente estructurada sobre principios incuestionables: los derechos naturales de la vida, de la libertad, de la propriedad, fundamentos de cualquier forma de sociedad humana.


Y luego, la unica forma ahora posible, aplicada a los grandes estados, es la democracia representativa (el mismo Rousseau convenía que la democracia directa del pueblo solo podía encontrarse en las pequenas ciudades-estado), en la que el pueblo elige por medio del sufragio universal sus diputados que constituyen el cuerpo legislativo.
Es decir el pueblo, por medio de la representancia, transfiere su autoridad y poder a otros. A la fin hay otros que actúan en su lugar. 

Pero ¿como puede alguien actuar por ti si est
á orientado a sostener a carta cabal comportamientos contrarios a tus intereses? Asumir que este te represente porque otros lo han elegido es una mentira descomunal. El puede representarte solo si tu lo has elegido y si, por lo tanto, se atiene a cumplir tus intereses.


Aquí pero hay que poner una apostilla, porque, en todos los regimenes democraticos, los políticos, aunque elegidos por el pueblo, por respeto (¿?) de la autonomia de la política, siempre han rechazado el así dicho vinculo de mandato generando aquella tragedia de la representaciónque afecta la democracia representativa.
En el ámbito político, donde los representantes que en el pasado sólo eran “porta-palabras” y mandatarios de los que los habían elegido y delegado, los mismos lograron adueñarse enteramente de la voluntad de los que habrían debido defender e incluso reclamaron, con exito, un mandato libre de cualquier vinculo e compromiso.

¡En realidad  es bien rara esta  pretensión que los que nos representan no son vinculados al mandado, es decir a nuestros poderes!

Así hemos visto en Italia, pero creo en cualquier otro país y quizás en Mexico, que unos politicos elegidos en un partido, con votos, claro!, de sus partidarios, pasar a otro y opuesto partido (opuesto por ideas y propósitos) traicionando sus electores.    
Y esto parece “legal”.


También deberiamos mentar que la “democracia” no es un tipo de gobierno ni de estado, sino que es un método de elección.
Sin embargo, si bien la característica “pacífica” de la democracia es de suma importancia  -nos permite de cambiar jefe sin revoluciones y sangre-  la misma también genera lugar a problemas y tergiversaciones: primero no nos dice nada sobre las “calidades” del jefe y, segundo, nos hace aceptar sin discutir o poner en duda sus decisiones.
El hecho es que el término “democracia” posee un aura muy particular, ya lo llamé mito, pues suele ser asociado prácticamente de manera automática a términos como voluntad popular, verdad, justicia, bien común.
Nada más falso: la práctica democrática no nos dará como resultado veredictos necesariamente justos ni correctos, sino lo que expresa la mayoría de los que van a votar (no está de más recordar que personajes como Mussolini o Hitler, sin decir Peron, Chavez y otros “caudillos” populistas, asumieron el poder de forma democrática: Nosotros somos los verdaderos demócratas, puesto que sólo nosotros somos plebiscitados al 95% ).




El articulo salió demasiado largo para juntarle otras reflexiones sobre la democracia que me la ponen en contra, o, por lo menos, no me va a encantar.
Claro tenemos que hablar de la democracia la que se encuentra en la realidad, en esta tierra y en este tiempo; no podemos idealizarla a tal punto de decir que el concepto es bueno pero los hombres no logramos realizarlo bien.
No!  Sería la misma patraña del comunismo bueno pero encarnado mal.
¡Por favor!

Lo que sólo quería decir es que el estado democrático estriba y tiene su validez, cuando y si la tiene, en las divisiones de los poderes (vease Montesquieu) como mecanismo institucional básico para evitar la concentración del poder político, tratando así de limitar al máximo su ámbito de actuación y la naturaleza de su ejercicio, inherentemente arbitraria.

Pero adonde en el mundo hemos encontrado y encontramos que poder executivo, legislativo, judicial están separados, autonomos y bajo el control del uno contra el otro?
¿En Italia? ¿En Mexico?



1 comentario:

  1. Propro ayer, leyendo un viejo libro que me traje de Italia, encontré un pensamiento de Hernando de Soto, economista peruano que con su libro del 2000 “El misterio del capital: Por qué el capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo” me acercó a la que ahora es mi visión del liberismo de propriedad privada.
    (Por incidencia, si lo encuentran que lo lean: fue importante para mi y podría ser también para los que ahora me leen.)
    Regresando al punto, escribió: "El Perù es un País muy democratico, cada cuatro años vota a la dictadura".
    Notación muy profunda que va a confermar lo que he dicho antes: el sistema de la representación a través de los comicios es una absoluta ficción.

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