sábado, 6 de octubre de 2012

Robert Nozick



Robert Nozick, filósofo



Murió de cancer al estomago a los 63 anos en el 2002, este destacado filósofo, profesor en Harvard a los treinta años, el más joven a ganar la cátedra en la universidad más prestigiosa de America y, por lo tanto, del mundo.
Fue, por cierto, una de las inteligencias más brillantes del siglo XX y autor de estudios que hicieron mucho discutir filósofos y cienciatos sociales.

Quiso ser, por toda su vida, un filósofo y un maestro. En la enseñanza siguió el mismo modelo de sus escritos: nunca repitió el mismo curso. Hablaba explicando “aquellas cosas creidas un bien, como la amistad, el amor, la tolerancia, el deseo sexual, el exito, la aventura, el juego, el lujo, el prestigio, la alimentación, la lucidez y el cono de nieve”.
En sus clases improvisaba y evitaba de dar respuestas previstas a los estudiantes; le interesaba la continuidad entre enseñanza y ideas. Era su vida.

Era de joven un intelectual de izquierda,como tantos. Luego, como el mismo admitió, fue el encuentro con Murray N. Rothbard que le hizo comprender cuanto fuera original y “subversora” la idea que los hombres tienen derechos naturales  inviolables, que estos derechos representan un vinculo que nadie (tampoco el Estado, por consiguente) puede, de alguna manera, violar.
Nozick hubo la inteligencia de percibir cuanto eran fuertes estas argumentaciones y supo construir, arrancando de ahí y acogiendo también perspectivas de Ayn Rand, Herbert Spencer y Lysander Spooner, un libro atractivo y lleno de estraordinarios análisis.
Anarquía, estado y Utopía, este es su libro del 1974, lo hizo una verdadera estrella de la cultura estadunidense planteando un orden social capitalista en el cual la importancia, la función del estado sea minimizado o, incluso, eliminado.
El libro fue escrito como respuesta a Teoría de la justicia en el cual John Rawls, su colega a la universidad, aportava un sostén filosófico a los programas burocráticos de redistribución y de asistencia social.
Al contrario Nozick quiso sostener que los derechos del hombre son primarios y antecedentes y que el único ordenamiento concebible es lo que nos defiende de la violencia y comproba la regularidad de los convenios.



¿Porqué ahora les hablo de este hombre?
El otro dia tropezé, literalmente pues estan en el piso, en uno de sus libros “Anarquía, estado y Utopía” y me puse a leerlo, mejor volví a leerlo, pues fue uno de los pilares de mi formación cultural.
Y, ¡orale! Cuantas cosas me regresaron a la mente. Cuantos conceptos, cuantas ideas.

El concepto que los impuestos son un tributo esclavista que el estado nos impone (y no, como querrían convencernos el resultado de un pacto voluntario, pacto que nunca jamás alguien suscribió) encuentra en sus paginas aclaraciones fundamentales. Y quitarnos aunque solo una parte de nuestro trabajo, de nuestra propriedad, es hacernos esclavos por aquella parte: que sea el 100 por ciento o solo el 10 siempre esclavos somos.
Al igual que Spencer, Nozick nos recuerda que  básicamente hay dos clases de organización social: aquella fundada en la cooperación voluntaria entre individuos coordinada por el mercado y aquella que se sostiene por la coerción, por la cooperación obligatoria. En una palabra: por la esclavitud.

Les pongo, en sus palabras, la metáfora de la condición del hombre:

Considérese la siguiente secuencia de casos, que llamaremos La historia del esclavo, e imagínese que se trata de usted.
1)              Hay un esclavo completamente a merced de los caprichos de un amo inhumano. Con frecuencia es cruelmente golpeado, llamado en medio de la noche, etcétera.
2)              El amo es más amable y golpea al esclavo sólo por infracciones establecidas a sus reglas (no completar la cuota de trabajo, etcétera). Le da al esclavo algún tiempo libre.
3)              El amo tiene un grupo de esclavos y decide cómo deben repartirse las cosas entre ellos sobre bases adecuadas, tomando en consideración sus necesidades, méritos, etcétera.
4)              El amo deja a sus esclavos cuatro días para ellos y exige que trabajen sólo tres días a la semana en su tierra. El resto del tiempo es suyo.
S) El amo permite a sus esclavos salir y trabajar en la ciudad (o en cualquier parte que quieran) por un salario. Les exige solamente que le envíen tres séptimos de sus salarios. También retiene el poder de llamarlos a la plantación si alguna emergencia amenaza su tierra; así como el de elevar o bajar la cantidad de tres séptimos requerida que se le debe entregar. Retiene además el derecho de impedir a sus esclavos participar en ciertas actividades peligrosas que amenazan su utilidad financiera, por ejemplo montañismo, fumar cigarrillos.
6) El amo permite a cada uno de sus 10 000 esclavos, con excepción de usted, votar, y la decisión conjunta es tomada por todos ellos. Hay discusión abierta, etcétera, entre ellos, y tienen el poder de determinar a qué usos destina cualquier porcentaje de las ganancias de usted (y las de ellos), que decidan tomar; qué actividades pueden prohibírsele a usted legítimamente, etcétera.
Permítasenos una pausa en esta secuencia de casos para hacer un inventario. Si el amo contrata esta transferencia de poder de manera que no puede retirarla, usted tiene un cambio de amo. Usted tiene ahora 10 000 amos en lugar de uno solo o, mejor dicho, usted tiene un amo de 10 000 cabezas. Quizás los 10 000 serán más amables que el benévolo amo del caso 2. Pero, aun así ellos son sus amos. Sin embargo, todavía se puede hacer más. Un amo individual benigno (como en el caso 2) puede permitir a su(s) esclavo(s) hablar y tratar de persuadirlo a él de tomar cierta decisión. El amo de diez mil cabezas también puede hacerlo.
7)  Aunque aun no teniendo voto, usted está en libertad (y se le da el derecho) de asistir a las discusiones de los 10 000 y tratar de persuadirlos de que adopten varias políticas y tratarle a usted y a sí mismos de cierta manera. Ellos a continuación votan para decidir sobre las políticas que cubren el vasto ámbito de sus poderes.
8)  Como atención a las útiles contribuciones de usted a la discusión, los 10 000 le permiten a usted votar en caso de empate; ellos se comprometen a este procedimiento. Después de la discusión, usted asienta su voto en una hoja de papel; ellos prosiguen y votan. En la eventualidad de que se dividan en partes iguales sobre algún problema o alguna cuestión, 5 000 a favor y 5 000 en contra, ellos miran la boleta de usted y la cuentan. Esto nunca ha sucedido todavía; nunca han tenido la ocasión de abrir su boleta. (Un amo individual también podría obligarse a sí mismo a permitir a su esclavo decidir en una cuestión que le concierna al esclavo sobre la cual él, el amo, es absolutamente indiferente.)
9)  Ellos echan el voto de usted con el de ellos. Si ellos están exactamente empatados, el voto de usted decide la cuestión. De otra manera no produce ninguna diferencia en el resultado del sufragio.
La pregunta es: ¿cuál transición, desde el caso número 1 al caso número 9, hizo que dejara de ser la historia de un esclavo?


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