martes, 9 de octubre de 2012

El jardin de la juventud que el mundo desconoce


Antonio Socci



Las diferentes maneras de vivir la fe.


En un periodico italiano leí ayer este articulo que ahora les traduzco poniendolo en el blog. Lo haré de manera literal, sin juntarle u omitirle algo. Las negritas y el subrayado es de el.

Antonio Socci el que lo escribió, es un periodista y escritor italiano que cada tanto me pasa de leer. De familia pobre se graduó en Letras Modernas a la universidad de Siena. Escribe de argumentos variados pero sobre todo de fe.
Los titulos de sus libros: Indagación sobre Jesús, El secreto de Padre Pio, La guerra contra Jesús, Mistero Medjugorie, Caterina.
Hombre de fe pura, integral, está casado y tiene tre hijos: la major Caterina desde el 12 de septiembre del 2009 se encuentra en coma por paro cardíaco, ingresada en el hospital de Florencia.



¿Recuerdan aquel millón de jóvenes, en el Año Santo del 2000, en Roma, en torno a papa Wojtyla? Cantaban “Jesus Christ, you are my life”. Los periodicos laicos se mofaban de ellos diciendo que en realidad aquella era una fe formal, superficial.
¿Era verdad? ¿Que paso de ellos?

Chiara Corbella es la respuesta. Su historia está emocionando al mundo. Chiara es una guapa muchacha nacida en Roma en el 1984. Su familia, creyente, asiste a la “Renovación carismática católica” en la cual también ella ha crecido.
A los 18 años, en el 2002, durante una romería a Medjugorie, conoce a Enrico, se enamora y después de pocos meses son novios.
La relación es vivaz y alborotadora, con rupturas, según nos contó. La cercanía de los frailes franciscanos los ayuda en el hacer la elección decisiva.
Se casan el 21 de septiembre del 2008 en Asís. Pronto Chiara se encuentra embarazada. Pero aquí occurre el primer drama. Maria, la niña que lleva en el seno, tiene una grave malformación por la cual no podrá sobrevivir después del nacimiento.
Chiara y Enrico deciden igualmente de acogerla, y con un amor más grande; aunque muchos se asombraran y aconsejaran un aborto terapéutico.
La niña nace, pero muere dentro de treinta minutos.
Aquel día Chiara dijo que no era importante la duración de una vida: para ella aquella media hora con su hija había estado uno de los dones más preciosos de su existencia.
“He pensado en La Virgen” recuerda Chiara “también a ella el Señor había donado un Hijo que no era para ella, que habría muerto y ella habría debido verlo muriendo a los pies de la cruz. Esto me hizo reflexionar sobre que tal vez no podía entender todo y pronto, y que acaso el Señor tenía un proyecto que yo no lograba comprender”.
Después de poco llega un segundo embarazo. Increíblemente también esta vez se encuentran graves malformaciones pero los dos jovenes igual se preparan para acoger a Davide como a su niño querido.
Luego descubrieron que también este no habría podido sobrevivir al nacimiento.

Más allá, en el nerero del 2011, Chiara, en una cita pública, dirá: “El Señor ha querido darnos dos hijos especiales. Maria y Davide, pero nos pidió de acompañarlos sólo hasta el nacimiento. Nos ha permitido de abrazarlos, de bautizarlos y de entregarlos en las manos del Padre con una serenidad y satisfacción estupenda”.

Aquel día juntó algo que desbarató a todos. Un nuevo embarazo y un diagnóstico de cancer para ella:
“Ahora nos confió este tercer hijo, Francesco que nacerá entre poco, sano; pero nos pidió también de seguir confiando en El, no obstante que un cancer, descubierto hace unas semanas, intente de asustarnos. Pero nosotros seguimos creyendo que Dios también esta vez hará cosas grandes”.

Francesco nació sano en el mayo del 2011. Chiara – para no perder el hijo – decidió de no curarse como el carcinoma requería. Sólo después del alumbramiento enfrentó la operación y la quimioterapia, en la espera de ser todavía a tiempo.
En cambio el miércoles santo de este año supo de los doctores que el cancer había vencido y que se encontraba en la fase terminal.
Chiara ha muerto a los 28 años el 13 de junio de este año.
En una carta a su pequeño Francesco escribió: “Voy en el cielo para cuidar Maria y Davide y tu quedate con tu papá. Yo desde lo alto del cielo rezaré para vosotros”:
Poco antes del “nacimiento al cielo” Chiara dió la gracia: ”¡Os quiero! ¡A todos!”



En la iglesia a las exequias habían mas que mil personas. Estaba la foto de la bonita cara de Chiara que quiso que a cada uno fuera donado el signo de una vida que empieza: todos recibieron una mazeta con una plantita verde.

Enrico, el esposo, en una conmovedora charla, contó que, paradójicamente cuando en la Pascua supieron que no había nade que hacer para Chiara, empezó “un periodo espléndido para nuestra familia.... hemos vivido juntos como nunca....todos juntos para buscar la salvación de Chiara...que, segun sus palabras, occurrió en manera del todo diferente”.
El papa Roberto susurró: “Aprendí de mi hija que no cuenta la duración de una vida, sino como la vivimos”.

Chiara tocaba el violín y solía repetir: “Hemos nacidos y nunca más moriremos”.



Hay un jardin en el mundo donde florecen estas meravillas. Donde occurren cosas estupendas, inimaginables en otro lugar. Es la Iglesia de Dios. Ninguno de los poderosos y de los sabios lo conoce.
Para ellos y para sus periodicos la Iglesia es todo lo contrario: pero en el jardín luminoso de Dios florecen silenciosamente jovenes como Chiara.
En aquel jardín Jesús de verdad pasa, fascina y llama también a esta generación y nosotros vemos los hijos hacerse los amigos del Salvador del mundo.
Son invisibles a los medios, pero grandes a los ojos de Dios.

“Si confias en El, descubriras que en este fuego, en esta Cruz no te quemaras y que en el dolor hay la paz y en la muerte hay la alegría”


 
 




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