jueves, 3 de enero de 2013

Armas de fuego

¿estamos seguros?


"De todas las fechorías cometidas por el imperio británico en la India,
la historia verá la de privar a toda una nación de las armas como la peor"
Mahatma Gandhi
“Una población sin armas está a expensas de la buena o mala voluntad de quienes sí las poseen, ya sea el gobierno, ya la delincuencia.”
Gerardo Enrique Garibay

Un tiroteo en una escuela primaria de Sandy Hook en la localidad de Newtown, en el estado de Connecticut, dejó 27 muertos, entre ellos 20 niños de entre cinco y 10 años.
Un joven de 20 años, autor de la matanza, cuya madre era profesora en la escuela donde ocurrió la tragedia, acudió al centro escolar tras asesinar a su madre en la casa.
Es la mayor tragedia ocurrida en una escuela de Estados Unidos.

Esta la noticia, reportada por los periódicos, de los dramáticos acontecimientos sucedidos hace unos dias.

El presidente Obama conmovido expresó su condolencia: “... no hay un sólo papá que hoy no pruebe el dolor que yo estoy probando. La victimas, en la mayor parte, eran niños: tenían toda su vida por delante: cumpleaños, bodas, hijos… Esta noche nosotros los papás abrazaremos nuestros hijos: hay papás que esta noche llorarán…
Hemos soportado demasiadas veces estas tragedias en los últimos años.
Como País tenemos que hacer algo para impedir que se repitan tragedias como estas.”

Palabras conmovedoras en un momento terrible.


No quisiera parecer desfachatado o cínico si no me encuentro de acuerdo con la ultima frase. O mejor con lo que hace entender: revocar el permiso de llevar armas.
Todos estamos disgustados, amargados por lo que pasó, por la violencia gratuita y sinsentido, por la barbarie y la crueldad de la matanza pero una cosa es expresar condolencia en nombre del país y otra pensar que el país, mejor dicho, el gobierno del país, pueda solucionar, en manera correcta, este problema.
Porqué la solución del gobierno, a la cual muchos de nosotros, por falta de conocimiento, por equivocadas informaciones, por mal puesta confianza en la seguridad del estado consentimos y aceptamos, es la de cerrar aun más el cerrojo de la libertad del ciudadano: y la de tener o utilizar armas es parte importante de esta libertad.

Por incidencia quisiera aclarar que personalmente no tengo ningún tipo de arma, blanca o de fuego, por lo tanto no estoy hablando “pro domo mea”(en favor de mi propio interés). Para mi es una cuestión de principio y de libertad.

En los Estados Unidos, donde sucedió el trágico acontecimiento, la libertad de poseer armas de fuego está contemplada, desde tres siglos, en la Segunda Enmienda de la Constitución.

Aunque muchos no quieran entenderlo, el instinto de fondo en la sociedad estadounidense, nacida de una lucha de liberación contra un poder imperial, la libertad de llevar armas es antes de todo una defensa contra el arbitrio del poder.
Los constitucionalistas americanos no excluían que también el gobierno de los EE.UU. un día pudiera hacerse tiránico cuanto lo de los ex-dominadores británicos y la libre posesión de armas es una reserva permanente contra la dictadura, doméstica o enemiga que sea.

La opinión preconcebida predominante quiere hacernos creer que la posesión de armas, por tanto el reconocimiento del derecho de llevar armas, sea factor causal y desencadenante de la criminalidad salvaje.
Pero esta correlación entre crimen y disponibilidad de las armas no se puede probar y cuando intentamos hacerlo encontramos que en los países con tasa de posesión más alta en el mundo (Noruega, Alemania, Suiza, Nueva Zelanda, Finlandia) la tasa de homicidios es la más baja; donde hay pocas armas “legales” (porque son prohibidas) como Rusia y también México, Sudáfrica, Honduras, El Salvador, Jamaica, Argentina, Colombia y Venezuela los homicidios son mucho más altos.
En los EE.UU. (cada estado tiene su ley diferente) donde hay restricciones más fuertes los homicidios tienen una incidencia diez veces más alta que en los más permisivos. Hay que recordarnos que el estado de Connecticut, donde ocurrió el masacre, es uno de los estados norteamericanos con más restricciones a la posesión de armas.
Mientras lo que es cierto es que la propiedad de armas de fuego por la inmensa mayoría sirve para prevenir el delito. Los delincuentes se lo piensan dos veces antes de matar y robar a individuos pacíficos que puedan estar armados. Pero no vacilan cuando confían en que sus víctimas estén indefensas. Como los criminales siempre tendrán armas, es necesario que las víctimas potenciales sean capaces de armarse para evitar el delito.


Entonces pensar que la solución rápida y realmente eficaz sea la prohibir por ley a todos las armas, además de ser irrealizable, es una estupidez.
Primero porque la ley la cumplen los inocentes, no los criminales (el propio Adam Lanza, asesino en Sandy Hook, se hizo ilegalmente con el arma que empleó).
Segundo porque el problema está en las personas y no en las armas: no debemos olvidar que quienes agreden y asesinan son las personas, no los objetos: que pueden ser armas de fuego, pero también cuchillos, piedras, carros…
Y sobretodo porque tener un arma para autodefensa funciona muy bien contra la delincuencia común.
“Tan solo en los Estados Unidos se registran cada año más de un millón de casos donde la abuelita, la mamá, el tio o el cuñado salvan su vida e impiden un crimen gracias justamente a sus pistolas y rifles”.

La misma opinión fue expresada por el padre de la criminología, Cesare Beccaria, (leído y estudiado por Thomas Jefferson y los padres fundadores de los Estados Unidos):
“Falsa idea de utilidad es la que sacrifica los miles de beneficios reales para una desventaja, o imaginaria o de poca consecuencia; que quitaría a los hombres el fuego porque quema y el agua porque ahoga; […].
Las leyes que impiden llevar armas son leyes de substancia semejante: desarman sólo los no propensos y no resueltos al crimen, mientras los que tienen el ánimo de violar las leyes mas sagradas de la humanidad y las mas importantes del código ¿como pensamos que querrán respectarlas? ¿La ejecución exacta de las cuales nos quita la libertad personal y somete los inocentes a todas las vejaciones debidas a los reos?
Estas agravan las condiciones de los acometidos, mejorando la de los asaltantes; no bajan los asesinatos pero los acrecen pues es mayor la confianza en el asaltar los indefensos que los armados.
Corría el año 1764.


P.D.
Muy pertinente y en el mismo sentido es el articulo de Arturo Damm Arnal “El punto sobre la i”.


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