jueves, 27 de septiembre de 2012

Italia: justicia de tercer mundo.











Estaba pensando en escribir algo diferente.
Luego en la mañana leí las noticias de Italia y no pude pararme: “Alessandro Sallusti, actual director del periodico “Il Giornale”, condenado a 14 meses de reclusión por difamación.”

Voy a explicarlo.
El delito de difamación sale en el haber permitido el 18 de febrero del 2007, como director responsable del periodico “Libero”, que se publicara el articulo titulado “El juez ordena el aborto. La ley mas fuerte de la vida” a firma de Dreyfus, en el cual hay unas frases que expresan la desaprobación por la autorización que el juez había dado a que se efectuara el aborto. En el articulo nunca se había mencionado el nombre del juez.
Giuseppe Cocilovo, este es el nombre del juez, se sintió difamado y decidió querellarse contra Sallusti.

Las frases imputadas del articulo, además del titulo, sono estas (traducidas):
 “Un magistrado entonces ha escuchado los que estaban directamente implicados y ha puesto en práctica la ley –¡la ley!- decretando el aborto coactivo”
“Por orden de padre, madre, doctor y juez por una vez aliados y concordes: Estado y familia solidarios en la lucha”
“Son heridas que requerían una terapia que no hay. Aquí ahora me estoy pasando: pero antes de arrepentirme, voy a escribirlo. Si hubiera la pena capital, y si acaso fuera aplicable a esta circunstancia, este, este sería el caso. Para los padres, el ginecólogo, el juez.”


El caso salió por una muchacha de treice anos que se encontró embarazada. Como era muy joven, los padres no querían que el niño naciera mientras la mamá, aunque niña, sí que lo quería hasta decir: “si me quitan mi hijo me mato.”
Los padres la llevaron frente al juez, Giuseppe Cocilovo magistrado en Turín, que decidió por el aborto. Y el ginecologo cumplió con la orden. La pobre niña, chocada por la esperiencia y el trauma subido, fue internada en el reparto de neuropsiquiatría infantil del hospital Regina Elena de Turín.

En el proceso de primera instancia, en Italia el juicio es definitivo a la tercera, Sallusti fue condenado al pago de 5.000como multa; en la segunda en el 2011, fue condenado a 14 meses de carcel y ahora la tercera y definitiva instancia –la Corte di Cassazione- ha confirmado el juicio y los 14 meses de preso.

Estos los hechos.

Aquí hay dos ordenes de problemas: tal vez el más importante es el derecho a la vida que ninguno puede imponer de quitar. Puede decidir la mamá, es su cuerpo, que hacer del hijo -hay quien dice que no es mas que un “grumo de sangre”- pero de todo modo el problema es moral, de la mamá, ni de otros: moral y no legal.
Pero no es de esto que ahora quiero hablarles.

El otro es la cuestión de la libertad de expresión que abarca unos aspectos fundamentales de la vida social.
La libertad de decir, de escribir lo que pensamos es el fundamento de la libertad: no estamos hablando de hechos, acciones que podrían afectar, perjudicar a personas, a cosas; estamos hablando de ideas, de pensamientos.
Es una frase muy conocida, creo de Voltaire, de atacar lo dicho por otros, pero defender la libertad que tuvieron para hacerlo.
Lo que nos lleva al fondo del problema.

La verdadera libertad de expresión, con la cual se limpian la boca los así dichos “demócratas”, es la libertad de decir algo en contra de alguien. Es la de no estar de acuerdo, de no subir la “razon” de los otros sino de gritar nuestra “locura”.
En este caso el “delito” habría sido haber expresado y publicado lo que el periodista, el periodico, el director pensaba en el argumento.

No hay que averiguar si la opinión, el juicio está correcto, justo, cierto o menos: aquí no se hace un proceso a las ideas. Se sostiene solo que todos tienen el derecho de expresar lo que piensan.

¿Acaso deberiamos entenderla como la libertad de asentir, de alabar, de ponernos en la cola de los que siguen el pensamiento “correcto”-que luego sería lo autorizado y permitido por los poderes de turno?
Una sociedad libre es una sociedad que no censura discursos, opiniones, ideas (deberían ser admitidas hasta las tesis de los nazi y de los socialistas, de los caníbales y de los libertarios, de los cristianos y de los seguidores del marqués de Sade), pero hasta cuando se manifiesten sin violar los derechos de propriedad, es decir la vida, las cosas, la libertad de los demás.

Pues el concepto de libertad se define en el ambito de la propriedad.
En mi casa o también en otro lugar mio o alquilado, en un periodico, en una revista tengo el derecho de expresar lo que quiero. No impongo a “los demás”, que tal vez tengan ideas diferentes, de venir en mi casa escuchandome, de comprar el periodico que difunda discursos que no les gusten. Claro que, por el principio de igual libertad, yo tengo que comportarme en la misma manera en frente a ellos.

Y luego, si pasara el concepto de permitir circular solamente a las declaraciones y a los argumentos verdaderos o válidos, deberíamos presuponer una entidad absolutamente imparcial y omnisciente que reglamentara este flujo. También presupone un conocimiento “divino” del uso que se le dará a cada idea.
Pero esto no se pone, no hay.
A menos de dejar a un ente supremo, el estado, este poder despojandonos de nuestras autonomias y libertades.
Y esto es lo que le gusta a los poderes “fuertes”; este el rumbo hacia el cual querrían dirigirnos.


Lo que pasó en Italia es otra muestra de la tergiversación del concepto de democracia que no es más la libera y distinta aportación de cadauno a un projecto social que a través de la confrontación y del debate lleva a la resolución y al descubrimiento de los mejores caminos para la sociedad, sino la supremacía de lo “correcto”, de lo establecido, de las voces que cantan en el coro.

Para quienes que se pongan “solistas”, que expresen convinciones distintas y afuera de las “reglas” hay la reprobación de las autoridades, la esclusión de los circulos que mandan, la imposición censoria del poder con respecto a las libertades elementales.

Hasta llegar a los 14 mesi de preso.
 


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