Robert Nozick, filósofo |
Murió de cancer al estomago a los 63 anos en el
2002, este destacado filósofo, profesor en Harvard a los treinta años, el más joven a ganar la cátedra en la
universidad más prestigiosa de America y, por lo tanto, del mundo.
Fue, por
cierto, una de las inteligencias más brillantes del siglo XX y
autor de estudios que hicieron mucho discutir filósofos y
cienciatos sociales.
Quiso ser, por toda su vida, un filósofo y un maestro. En la enseñanza
siguió el mismo modelo de sus escritos: nunca repitió el mismo curso. Hablaba
explicando “aquellas cosas creidas un bien, como la amistad, el amor, la
tolerancia, el deseo sexual, el exito, la aventura, el juego, el lujo, el
prestigio, la alimentación, la lucidez y el cono de nieve”.
En sus clases improvisaba y evitaba de dar respuestas previstas a los
estudiantes; le interesaba la continuidad entre enseñanza y ideas. Era su vida.
Era de joven un intelectual de izquierda,como tantos. Luego, como el mismo admitió, fue el
encuentro con Murray N. Rothbard que le hizo comprender cuanto fuera original y
“subversora” la idea que los hombres tienen derechos naturales inviolables, que estos derechos representan
un vinculo que nadie (tampoco el Estado, por consiguente) puede, de alguna
manera, violar.
Nozick hubo la
inteligencia de percibir cuanto eran fuertes estas argumentaciones y supo
construir, arrancando de ahí y acogiendo también perspectivas de Ayn Rand, Herbert Spencer y Lysander Spooner, un libro atractivo y lleno de estraordinarios análisis.
Anarquía,
estado y Utopía, este es su libro del
1974, lo hizo una verdadera estrella de la cultura estadunidense planteando un
orden social capitalista en el cual la importancia, la función del estado sea minimizado o, incluso,
eliminado.
El libro fue escrito como respuesta a Teoría de la justicia en el cual John Rawls, su colega a la universidad, aportava
un sostén filosófico a los programas burocráticos de redistribución y de asistencia
social.
Al contrario Nozick quiso sostener que los derechos
del hombre son primarios y antecedentes y que el único ordenamiento concebible
es lo que nos defiende de la violencia y comproba la regularidad de los
convenios.
¿Porqué ahora les hablo de este hombre?
El otro dia tropezé, literalmente pues estan en el piso, en uno de sus libros “Anarquía, estado y Utopía” y me puse a leerlo, mejor volví a leerlo, pues fue uno de los pilares
de mi formación cultural.
Y, ¡orale! Cuantas cosas me regresaron a la mente. Cuantos conceptos,
cuantas ideas.
El concepto que los impuestos son un tributo esclavista que el estado
nos impone (y no, como querrían convencernos
el resultado de un pacto voluntario, pacto que nunca jamás alguien suscribió) encuentra en sus paginas
aclaraciones fundamentales. Y quitarnos aunque solo una parte de nuestro
trabajo, de nuestra propriedad, es hacernos esclavos por aquella parte: que sea
el 100 por ciento o solo el 10 siempre esclavos somos.
Al
igual que Spencer, Nozick nos recuerda que básicamente hay dos clases de organización social:
aquella fundada en la cooperación voluntaria entre individuos coordinada por el mercado y aquella
que se sostiene por la coerción, por la cooperación obligatoria. En una palabra: por la esclavitud.
Les pongo, en sus palabras, la metáfora de la condición del hombre:
Considérese la siguiente
secuencia de casos, que llamaremos La historia del esclavo, e imagínese
que se trata de usted.
1)
Hay
un esclavo completamente a merced de los caprichos de un amo inhumano. Con
frecuencia es cruelmente golpeado, llamado en medio de la noche, etcétera.
2)
El
amo es más amable y golpea al esclavo sólo por infracciones establecidas a sus
reglas (no completar la cuota de trabajo, etcétera). Le da al esclavo algún
tiempo libre.
3)
El
amo tiene un grupo de esclavos y decide cómo deben repartirse las cosas entre
ellos sobre bases adecuadas, tomando en consideración sus necesidades, méritos,
etcétera.
4)
El
amo deja a sus esclavos cuatro días para ellos y exige que trabajen sólo tres
días a la semana en su tierra. El resto del tiempo es suyo.
S) El amo permite a sus
esclavos salir y trabajar en la ciudad (o en cualquier parte que quieran) por
un salario. Les exige solamente que le envíen tres séptimos de sus salarios.
También retiene el poder de llamarlos a la plantación si alguna emergencia
amenaza su tierra; así como el de elevar o bajar la cantidad de tres séptimos
requerida que se le debe entregar. Retiene además el derecho de impedir a sus
esclavos participar en ciertas actividades peligrosas que amenazan su utilidad
financiera, por ejemplo montañismo, fumar cigarrillos.
6) El amo permite a cada
uno de sus 10 000 esclavos, con excepción de usted, votar, y la decisión
conjunta es tomada por todos ellos. Hay discusión abierta, etcétera, entre
ellos, y tienen el poder de determinar a qué usos destina cualquier porcentaje
de las ganancias de usted (y las de ellos), que decidan tomar; qué actividades
pueden prohibírsele a usted legítimamente, etcétera.
Permítasenos una pausa en
esta secuencia de casos para hacer un inventario. Si el amo contrata esta
transferencia de poder de manera que no puede retirarla, usted tiene un cambio
de amo. Usted tiene ahora 10 000 amos en lugar de uno solo o, mejor dicho,
usted tiene un amo de 10 000 cabezas. Quizás los 10 000 serán más amables que
el benévolo amo del caso 2. Pero, aun así ellos son sus amos. Sin embargo,
todavía se puede hacer más. Un amo individual benigno (como en el caso 2) puede
permitir a su(s) esclavo(s) hablar y tratar de persuadirlo a él de tomar cierta
decisión. El amo de diez mil cabezas también puede hacerlo.
7) Aunque aun no teniendo
voto, usted está en libertad (y se le da el derecho) de asistir a las
discusiones de los 10 000 y tratar de persuadirlos de que adopten varias
políticas y tratarle a usted y a sí mismos de cierta manera. Ellos a
continuación votan para decidir sobre las políticas que cubren el vasto ámbito de sus poderes.
8) Como atención a las
útiles contribuciones de usted a la discusión, los 10 000 le permiten a usted
votar en caso de empate; ellos se comprometen a este procedimiento. Después de
la discusión, usted asienta su voto en una hoja de papel; ellos prosiguen y
votan. En la eventualidad de que se dividan en partes iguales sobre algún
problema o alguna cuestión, 5 000 a favor y 5 000 en contra, ellos miran la boleta
de usted y la cuentan. Esto nunca ha sucedido todavía; nunca han tenido la
ocasión de abrir su boleta. (Un amo individual también podría obligarse a sí
mismo a permitir a su esclavo decidir en una cuestión que le concierna al
esclavo sobre la cual él, el amo, es absolutamente indiferente.)
9) Ellos echan el voto de
usted con el de ellos. Si ellos están exactamente empatados, el voto de usted
decide la cuestión. De otra manera no produce ninguna diferencia en el
resultado del sufragio.
La pregunta es: ¿cuál transición, desde el
caso número 1 al caso número 9, hizo que dejara de ser la historia de un
esclavo?
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