Antonio Socci |
Las
diferentes maneras de vivir la fe.
En un periodico italiano leí
ayer este articulo que ahora les traduzco poniendolo en el blog. Lo haré de
manera literal, sin juntarle u omitirle algo. Las negritas y el subrayado es de
el.
Antonio Socci el que lo
escribió, es un periodista y escritor italiano que cada tanto me pasa de leer.
De familia pobre se graduó en Letras Modernas a la universidad de Siena. Escribe
de argumentos variados pero sobre todo de fe.
Los titulos de sus libros: Indagación
sobre Jesús, El secreto de Padre Pio, La guerra contra Jesús, Mistero Medjugorie,
Caterina.
Hombre de fe pura, integral, está
casado y tiene tre hijos: la major Caterina desde el 12 de septiembre del 2009
se encuentra en coma por paro cardíaco, ingresada en el hospital de Florencia.
¿Recuerdan aquel millón de jóvenes, en el Año Santo del
2000, en Roma, en torno a papa Wojtyla?
Cantaban “Jesus Christ, you are my life”. Los
periodicos laicos se mofaban de ellos diciendo que en realidad aquella era una
fe formal, superficial.
¿Era verdad? ¿Que paso de ellos?
Chiara Corbella es la respuesta. Su historia está
emocionando al mundo. Chiara es una guapa muchacha nacida en Roma en el 1984.
Su familia, creyente, asiste a la “Renovación carismática católica” en la cual
también ella ha crecido.
A los 18 años, en el 2002, durante una romería a Medjugorie,
conoce a Enrico, se enamora y después de pocos meses son novios.
La relación es vivaz y alborotadora, con
rupturas, según nos contó. La cercanía de los frailes franciscanos los ayuda en
el hacer la elección decisiva.
Se casan el 21 de septiembre del 2008 en Asís.
Pronto Chiara se encuentra embarazada. Pero aquí occurre el primer drama. Maria, la niña que lleva en el
seno, tiene una grave malformación por la cual no podrá sobrevivir después del nacimiento.
Chiara y Enrico deciden igualmente de
acogerla, y con un amor más grande; aunque muchos se asombraran y aconsejaran
un aborto terapéutico.
La niña nace, pero muere dentro
de treinta minutos.
Aquel día Chiara dijo que no era importante
la duración de una vida: para ella aquella media hora con su hija había estado
uno de los dones más preciosos de su existencia.
“He pensado en La Virgen” recuerda Chiara “también a ella el Señor había donado un Hijo que no era
para ella, que habría muerto y ella habría debido verlo muriendo a los pies de la cruz. Esto me hizo
reflexionar sobre que tal vez no podía entender
todo y pronto, y que acaso el Señor tenía un
proyecto que yo no lograba comprender”.
Después de poco llega un segundo embarazo. Increíblemente
también esta vez se encuentran graves malformaciones pero los dos jovenes igual
se preparan para acoger a Davide como a su niño
querido.
Luego descubrieron que también este no habría podido
sobrevivir al nacimiento.
Más allá, en el nerero del 2011, Chiara, en
una cita pública, dirá: “El Señor ha
querido darnos dos hijos especiales. Maria y Davide, pero nos pidió de acompañarlos
sólo hasta el nacimiento. Nos ha permitido de abrazarlos, de bautizarlos y de
entregarlos en las manos del Padre con una serenidad y satisfacción estupenda”.
Aquel día juntó algo que
desbarató a todos. Un nuevo embarazo y un diagnóstico
de cancer para ella:
“Ahora nos confió este tercer hijo, Francesco que nacerá entre poco, sano;
pero nos pidió también de seguir confiando en El, no obstante que un cancer, descubierto
hace unas semanas, intente de asustarnos. Pero nosotros seguimos creyendo que
Dios también esta vez hará cosas grandes”.
Francesco nació sano en el mayo
del 2011. Chiara – para no perder el hijo – decidió de no curarse como el
carcinoma requería. Sólo después del alumbramiento
enfrentó la operación y la quimioterapia, en la espera de ser todavía a tiempo.
En cambio el miércoles santo de este año supo de los
doctores que el cancer había vencido y que se encontraba en la fase terminal.
Chiara ha muerto a los 28 años el 13 de junio de este año.
En una carta a su pequeño Francesco escribió: “Voy en el
cielo para cuidar Maria y Davide y tu quedate con tu papá. Yo desde lo alto del
cielo rezaré para vosotros”:
Poco antes del “nacimiento al cielo” Chiara dió la gracia: ”¡Os quiero! ¡A todos!”
En la iglesia a las exequias habían mas que mil personas.
Estaba la foto de la bonita cara de Chiara que quiso que a cada uno fuera
donado el signo de una vida que empieza: todos recibieron una mazeta con una
plantita verde.
Enrico, el esposo, en una conmovedora charla, contó que, paradójicamente cuando en la Pascua supieron
que no había nade que hacer para Chiara, empezó “un
periodo espléndido para nuestra familia.... hemos vivido juntos como nunca....todos
juntos para buscar la salvación de Chiara...que, segun sus palabras, occurrió
en manera del todo diferente”.
El papa Roberto susurró: “Aprendí de mi hija que no cuenta la
duración de una vida, sino como la vivimos”.
Chiara tocaba el violín y solía repetir: “Hemos nacidos y nunca más moriremos”.
Hay un jardin en el mundo donde florecen estas
meravillas. Donde occurren cosas estupendas, inimaginables en otro lugar. Es la Iglesia de Dios. Ninguno de los
poderosos y de los sabios lo conoce.
Para ellos y para sus periodicos la Iglesia es todo lo
contrario: pero en el jardín luminoso de Dios florecen silenciosamente jovenes
como Chiara.
En aquel jardín Jesús de verdad pasa, fascina y llama
también a esta generación y nosotros vemos los
hijos hacerse los amigos del Salvador del mundo.
Son invisibles a los medios, pero grandes a los ojos de
Dios.
“Si
confias en El, descubriras que en este fuego, en esta Cruz no te quemaras y que
en el dolor hay la paz y en la muerte hay la alegría”
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