Estaba
pensando en escribir algo diferente.
Luego en la mañana
leí las noticias de Italia y no
pude pararme: “Alessandro Sallusti, actual director del periodico “Il
Giornale”, condenado a 14 meses de reclusión por difamación.”
Voy a
explicarlo.
El delito de difamación
sale en el haber permitido el 18 de febrero del 2007, como director responsable
del periodico “Libero”, que se publicara el articulo titulado “El juez ordena
el aborto. La ley mas fuerte de la vida” a firma de Dreyfus, en el cual hay
unas frases que expresan la desaprobación por la autorización que el juez había dado a que se efectuara el aborto.
En el articulo nunca se había mencionado
el nombre del juez.
Giuseppe
Cocilovo, este es el nombre del juez, se sintió difamado y decidió querellarse
contra Sallusti.
Las frases imputadas
del articulo, además del titulo, sono estas (traducidas):
“Un magistrado entonces ha escuchado los que
estaban directamente implicados y ha puesto en práctica la ley –¡la ley!-
decretando el aborto coactivo”
“Por orden de padre,
madre, doctor y juez por una vez aliados y concordes: Estado y familia
solidarios en la lucha”
“Son heridas que requerían
una terapia que no hay. Aquí ahora me estoy pasando: pero
antes de arrepentirme, voy a escribirlo. Si hubiera la pena capital, y si acaso
fuera aplicable a esta circunstancia, este, este sería el caso. Para los
padres, el ginecólogo, el juez.”
El
caso salió
por una muchacha de treice anos que se encontró embarazada. Como era muy joven, los padres no querían que el
niño naciera mientras la mamá, aunque niña, sí que lo quería
hasta decir: “si me quitan mi hijo me mato.”
Los padres la
llevaron frente al juez, Giuseppe Cocilovo magistrado en Turín, que decidió por el aborto. Y el ginecologo
cumplió con la orden. La pobre niña, chocada por la esperiencia y el trauma
subido, fue internada en el reparto de neuropsiquiatría infantil del hospital
Regina Elena de Turín.
En el proceso
de primera instancia, en Italia el juicio es definitivo a la tercera, Sallusti
fue condenado al pago de 5.000€ como
multa; en la segunda en el 2011, fue condenado a 14 meses de carcel y ahora la
tercera y definitiva instancia –la Corte
di Cassazione- ha confirmado el juicio y los 14 meses de preso.
Estos los
hechos.
Aquí hay dos
ordenes de problemas: tal vez el más importante es el derecho a la vida que
ninguno puede imponer de quitar. Puede decidir la mamá, es su cuerpo, que hacer
del hijo -hay quien dice que no es mas que un “grumo de sangre”- pero de todo
modo el problema es moral, de la mamá, ni de otros: moral y no legal.
Pero no es de
esto que ahora quiero hablarles.
El otro es la cuestión
de la libertad de expresión que abarca unos aspectos fundamentales de
la vida social.
La libertad de
decir, de escribir lo que pensamos es el fundamento de la libertad: no estamos
hablando de hechos, acciones que podrían
afectar, perjudicar a personas, a cosas; estamos hablando de ideas, de
pensamientos.
Es una frase muy conocida, creo de Voltaire, de atacar lo dicho por otros,
pero defender la libertad que tuvieron para hacerlo.
Lo que nos lleva al fondo del problema.
La verdadera libertad de expresión, con la cual se limpian la boca los así dichos “demócratas”, es la libertad de decir algo en contra de alguien. Es
la de no estar de acuerdo, de no subir la “razon” de los otros sino de gritar nuestra
“locura”.
En este caso
el “delito” habría sido haber expresado y publicado lo que el periodista, el
periodico, el director pensaba en el argumento.
No hay que averiguar
si la opinión, el juicio está correcto, justo, cierto o menos: aquí no se hace
un proceso a las ideas. Se sostiene solo que todos tienen el derecho de
expresar lo que piensan.
¿Acaso deberiamos entenderla como la libertad de asentir, de alabar, de
ponernos en la cola de los que siguen el pensamiento “correcto”-que luego sería lo autorizado y permitido por los poderes de turno?
Una sociedad libre es una sociedad que no censura discursos, opiniones,
ideas (deberían ser admitidas hasta las tesis de los nazi y de los socialistas, de los caníbales
y de los libertarios, de los cristianos y de los seguidores del marqués de
Sade), pero hasta cuando se manifiesten sin violar los derechos de propriedad,
es decir la vida, las cosas, la libertad de los demás.
Pues el concepto de libertad se define en el ambito de la propriedad.
En mi casa o también en otro lugar mio o alquilado, en un periodico, en una
revista tengo el derecho de expresar lo que quiero. No impongo a “los demás”, que tal vez tengan ideas diferentes, de venir en mi casa escuchandome,
de comprar el periodico que difunda discursos que no les gusten. Claro que, por
el principio de igual libertad, yo tengo que comportarme en la misma manera en
frente a ellos.
Y luego, si pasara el concepto de permitir circular solamente a las
declaraciones y a los argumentos verdaderos o válidos, deberíamos presuponer una entidad
absolutamente imparcial y omnisciente que reglamentara este flujo. También
presupone un conocimiento “divino” del uso que se le dará a cada idea.
Pero esto no se
pone, no hay.
A menos de
dejar a un ente supremo, el estado, este poder despojandonos de nuestras autonomias
y libertades.
Y esto es lo
que le gusta a los poderes “fuertes”; este el rumbo hacia el cual querrían dirigirnos.
Lo que pasó en Italia es otra muestra de la tergiversación del concepto de
democracia que no es más la libera y distinta aportación
de cadauno a un projecto social que a través de la confrontación y del debate lleva
a la resolución y al descubrimiento de los mejores caminos para la sociedad,
sino la supremacía de lo “correcto”, de lo establecido, de las voces que cantan
en el coro.
Para quienes que se pongan “solistas”, que expresen convinciones distintas
y afuera de las “reglas” hay la reprobación de las autoridades, la esclusión de
los circulos que mandan, la imposición censoria del poder con respecto a las
libertades elementales.
Hasta llegar a los 14 mesi de preso.
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