Madoff. ¿Quien
es ese hombre?
Fue aquél que, en los años 2005-2008, con un esquema de Ponzi (en Italia, no sé el porqué, se le llama “cadena de San Antonio” aunque no tenga nada de milagroso), con una “pirámide financiera”, de verdad con una de las más colosales estafas de la historia, robó algo como 50 mil millones de dolares.
Fue aquél que, en los años 2005-2008, con un esquema de Ponzi (en Italia, no sé el porqué, se le llama “cadena de San Antonio” aunque no tenga nada de milagroso), con una “pirámide financiera”, de verdad con una de las más colosales estafas de la historia, robó algo como 50 mil millones de dolares.
El negocio
parecía perfecto: dame tu
dinero y llevame nuevos socios; ganarás más que el doble. Recogiendo fondos de los ahorradores y remunerandolos con el mismo dinero de
ellos. Una
estafa que enriquece los primeros, la cúspide de la pirámide, y arruina los desgraciados
en el fondo de la cadena.
Como siempre pasa,
el juego no puede durar a lo infinito y algo se quebró: ahora el setentón Bernard Madoff,
ex-guru de Wall Street, se encuentra sentenciado por 150 años.
¡Pero cuanto es injusto el mundo!
En el fondo, es la misma técnica de los bancos centrales [Federal Reserve
(FED) y Banco Central Europeo (BCE)] y de los gobiernos: al final, rendimientos
y capital de los bonos públicos están pagados con el mismo dinero de los contribuyentes.
Y, estos ultimos, ¡los estamos viendo como nuestros salvadores!
Dicen que en la contabilidad la “partida doble” fue la más grande invención
del genero humano; no es cierto, la más grande fue lo de poner el
dinero, los recursos, en el pasivo del balance.
Con ese engaño, el dinero, intermediario del cambio, se puso como deuda
contraida por los bancos para monetizar la deuda de los estados, que pero
circula como crédito: es una falsificación hecha legal que le permite a los
gobiernos de gastar endeudandose sin frenos: total, al postre, a pagar no son
ellos sino los ciudadanos que producen riqueza. La cual, en esta manera,
siempre más pierde su valor.
El punto crítico es que correr ríos de dinero en la economía no suma absolutamente
nada a la riqueza de un país.
Sin embargo unos se hacen más ricos de los demás.
Y, este es fundamental, si “unos” se hacen más ricos y la
riqueza total se queda invariada, quiere decir que “otros” se encuentran,
necesariamente, más pobres.
Estos “otros” son la mayoría de los ciudadanos, son el pueblo, como aquí nos gusta decir, por quienes, según los gobiernos, así están actuando.
En el caso específico de los bancos centrales, imprimiendo nuevo dinero
para comprar bonos y títulos de estado y de bancos insolventes, lo que pasa es sólo
una transferencia de riqueza de los ahorradores (todos nosotros) a los inversionistas
en títulos (siempre los bancos y los “amigos”).
Mientras estos “inversionistas” (de dinero no de ellos) al instante se veen
acrecentar su poder de compra, los ahorradores no se dan cuenta de la disminución
de su propio pues esto ocurre gradual y lentamente por la inflación a medida
que el dinero llega a la economía.
El 6 de septiembre pasado Mario Draghi, gobernador de la BCE, hizo público el plan para rescatar
al euro: la BCE, despues de haber “inventado” en los pasados nueve meses 1.3 trillones
de euros, ahora está dispuesta a la compra de títulos por un “monto ilimitado”. Sí, hay
condiciones que, ya sabemos, ninguno de los paises europeos respetará; han cambiado
el acrónimo de LTRO a OMT pero el jugo es lo mismo: dinero de papel para los
bancos.
El 13 de septiembre pasado Ben (burbujas) Bernanke, gobernador de la FED, anunció el Q3 (quantitative easing, aligeramientos
cuantitativos), es decir un programa de compras mensuales “open ended” por $40,000 millones de USD de títulos hipotecarios hasta cuando el mercado no mejore. Open ended, es decir indeterminado, ilimitado.
Y esto hasta cuando, como le pasó a Madoff, alguien, o quizá todos, se
despierte y les impida de destruir nuestra riqueza, de derrochar el fruto de
nuestro trabajo: ¡ya no falta mucho a la total destrucción de la economia europea
y norteamericana!
El trato que los clientes tenían con Madoff era voluntario: eran libres en
el hacerse estafar y también podían rescindir el contrato. Peor para nosotros
que tenemos gobiernos y bancos impuestos: nadie puede quitarse voluntariamente del
sistema del dinero a deuda; nadie puede oponerse a los gobiernos.
Mientras Madoff, justamente, està en la carcel los “otros”, gobiernos y
bancos, están alabados en los periodicos.
Quien sabe ¡no le den el premio Nobel!
Les agradezco por la claridad de sus
escritos, que me permite de enfrentar esto y otros argumentos de carácter
económico, a unos estudiosos que siempre sigo leyendolos. Sin prioridades de importancia: Detlev
Schlichter, Philipp Bagus, Gerardo Coco, Antonio Martino, Carlo Lottieri, Juan Ramón Rallo, Rodolfo Sosa Cordero,
Gary North y muchos otros sin hablar de los padres de la economia austríaca, que,
aunque al momento sin nombre, formaron mi conocimiento de los argumentos que voy
tratando.
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