Es normal, como sabemos hace mas ruido un arbol que
cae que una foresta creciendo, que el infierno siempre haya tenido mas atención
que el paraíso.
Que sería
como decir que el pecado tiene atracción mayor
que la vertud.
Suiza es un país
maravilloso, verde, sereno.
Está en el medio de la Europa, pero nunca en Europa se
habla de el. Lo hemos olvidado, quizá queremos olvidarlo, porque es una
presencia embarazosa, inexplicable, afuera de las reglas impuesta por el politically correct.
Está en Europa, pero solo físicamente pues no está en
aquel increible y insostenible manufacto que le llamamos Europa Unida. Sí, unida en la catástrofe, en la desesperación,
en las guerras financieras en la cual nos encontramos con la así dicha, moneda unica, el euro.
En los siglos la gloria y la riqueza de Europa vienen, de
manera preponderante, por un «no evento» de
carácter político: la frustrada realización imperial
del continente. Carlo Magno, Carlos V, Napoleón, Hitler fueron derrotado y de
aquí salió nuestra
libertad y el enorme desarrollo del bienestar que hemos tenido.
La Unión Europea otro
no es que la reedición «democrática» de un intento fracasado.
Con Suiza tenemos una prueba fantástica, una democracia
verdadera (yo lo digo que soy en contra de las supuestas democracias
abanderadas en todos lados) y ellos, los políticos, siguen volviendo la cabeza de otro lado.
¿Y porqué?
Bueno porque a pesar de la mitología de la
política al servicio de los pueblos la verdadera democracia le pone miedo a los
politicos: está de parte del pueblo y no de ellos.
Antes de todo, Suiza es una Confederación de
estados (les llaman “cantoni”
–rincones-), que son 26 por una población de ni siquiera 8 millones de
abitantes: es decir las unidades son pequeñas, muy cercanas del pueblo que así mejor puede saber y controlar los
acontecimientos politicos.
La democracia es verdadera porque bastante a menudo el
pueblo suizo se apela al referéndum popular –la maxima, la verdadera
expresion del “poder al pueblo”, formidable instrumento de democracia
directa (la unica que pueda llamarse democracia)- con el cual acepta o rechaza, propone o
modifica propuestas que el poder politico intentara ejecutar.
Y, a diferencia de todos los otros estados del mundo (en
unos ni siquiera hay), el referéndum se puede convocar sobre cualquier
argumento y sin necesitar de un quorum minimo (numeros de firmas para
actuarlo).
Por exemplo en Italia hay un “quorum” de 500 mil personas, está bajo el juicio de la Corte Constitucional que más veces lo rechaza y no es posible convocarlo en argumentos fiscales!).
Por decir por un referéndum Suiza
no entró en Europa Unida; a todos los otros pueblos europeos ni siquiera lo
preguntaron: decidieron ellos, los políticos, las lobbies del poder financiero, los burócratas que vieron, en esta
innatural unión política, el paraíso para su afán de poder y dinero.
Otro referendum popular, con la aprobacion
dell’85% de los electores, introdujo el “freno a la deuda” que impuso al gobierno
central (federal) el limite de que sus gastos no puedan sobrepasar la tasa de
crecimiento tendencial de los ingresos. Y esto en el marco de una total
transpariencia.
Por supuesto, no tenemos que
olvidar que en Suiza hay un limite constitucional a la alícuota maxima del
impuesto central: 11,5% impuesto sobre la renta de las personas físicas, 8% per
l’IVA e 8,5% impuestos sobre los beneficios de las sociedades.
Hay que decir que la mayor parte
de los impuestos son cantonales (estatales) pero así el gasto del gobierno
central es menor del 20% del PIB y el gasto publico total (incluidos los
cantonales) son alrededor del 34%.
Son tipos de impuestos que para
los demás europeos (en Italia el total es más del 65%) nos parecen casi del paraíso.
Mis amigos de Mexicos se preguntaran a que le sirve este
articulo a ellos que estan en el Nuevo Mundo: ¿porqué este loco nos habla de algo
asi lejano y afuera de nuestro mundo?
Lo entiendo; pero creo, si Mexico quiere llegar a una verdadera forma de democracia, el exemplo, ganador, de Suiza podría
darles muchas ensenanzas.
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